De memoria
Ultratumba…
Carlos Ferreyra
Estamos en una situación en la que de ninguna manera se vale bromear, pero la intención declarada de esta anotación, es hacer escarnio de la tontería que se ha apoderado de los habitantes del Palacio Virreinal.
Si, porque allí habita un profesional de las leyes que aunque lento, logró conseguir el anhelado papelito tras catorce años de visitas esporádicas y de exámenes a título de suficiencia en las aulas de nuestra amada, emblemática, Universidad Nacional Autónoma de México.
Por cierto, ¿algún día veremos la copia del título profesional, si es que existe? Su registro en Profesiones…
Es mención al esforzado Primer Magistrado de la Nación, don Andrés Manuel López Obrador, AMLO; Manuel Andrés López Obrador, MALO, conocido entre la gleba como Peje y entre machuchones y fifíes, como Pejelagarto.
Aclara el ocupante del Palacio Virreinal, que puede ser Peje, pero no es lagarto, sin explicar desde luego su repudio a uno de los animales más tabasqueños posibles.
Aunque hay rumores de que la pareja imperial, su maje-stad y el principito ya abandonaron el tálamo nupcial para ir a rumiar su fracaso al departamentito de casi interés social de Coapa, la otra ocupante es doña Beatriz G. Müeller, doctora en letras, filósofa, teórica de la comunicación, poeta, historiadora, novelista, y renegada primera dama que jamás hubo en nuestro país.
Tras el sainete carpero en el que protagonizó una escena de celos contra una bonita chamaca, hoy diputada nayarita, que se restregaba con don Peje, la multi profesiones desapareció del panorama en los medios. No explicaron la causa y eso se ha prestado a toda suerte de versiones, malévolas casi siempre.
Aprovechando el marco publicitario de la enésima tragedia en el Metro, la Betty en evidente muestra de sensibilidad y solidaridad humana lanzó un mensaje de condolencia.
Fallido, por cierto. Manifestó a los muertos su pesar por su deceso y se olvidó de que las condolencias se dirigen a los vivos, a los familiares de quienes, cómo está de moda decirlo, siguieron su camino de luz y se encuentran en un mejor lugar.
Me declaro tan despistado como la condoliente. Nunca he logrado captar la intención de calificar como mejor lugar un agujero húmedo en la tierra donde a lo más, te conviertes en proteína para gusanos y con suerte en abono para las plantas.
Lo que parece evidente, es que igual que las pirámides de los faraones egipcios, cuya profanación tiene maldiciones y castigos sin fin, al parecer nuestro Palacio Virreinal está bajo similar resguardo.
Aunque en nuestro caso sólo provoca y uniforma el despiste, la tontería y el apetito por aparecer públicamente bien, o mal si no hay más remedio.
De ultratumba surge un coro: ¡Gracias Beatriz..!
carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com
https://www.facebook.com/profile.php?id=100057221120301