ArtesCultura

Arte | Rosa Bonheur, la pintora que sentenciaba: Las mujeres no deben pedir permiso para pensar

Rosa Bonheur (1822-99)

Rosa Bonheur no pide permiso. No lo hace ni para pensar ni para tomar un lugar entre los artistas más respetados de su época.

Rosa Bonheur es una de las más grandes pintoras del siglo XIX. Brilla no sólo por su talento artístico sino también por su fuerte personalidad: nadie se atreve a juzgarla ni por su aspecto varonil ni por su elección sexual.

Rosa Bonheur fuma habanos y usa pantalones (en esa época hay que tener un permiso especial para llevarlos, y a Rosa le dan ese permiso porque sale al campo a pintar, aunque tal vez porque nadie se atreve a negárselo). Asimismo, su pareja también es mujer. Y Rosa hace explícito el orgullo por su género, y aclara que defenderá la independencia de éste hasta la muerte.

Y también haciendo referencia a la mujer, Bonheur llega a expresar categóricamente: “el futuro es nuestro”.

La especialidad de Rosa son los animales. Incluso cuando pinta escenas de género con campesinos realizando sus tareas cotidianas, los que protagonizan las telas suelen ser los animales.

Aprende desde niña (su padre es pintor) de los grandes maestros que están expuestos en el Louvre. Pero luego la familia se muda a una casa en las afueras, y ahí empieza a estudiar directamente de la naturaleza. Es muy meticulosa en sus estudios anatómicos, en cómo son las distintas posturas, los movimientos, y también es muy meticulosa en la elaboración de bocetos antes de ponerse a pintar.

Hasta ese momento y por mucho tiempo más, la sola condición de mujer ha sido y será suficiente para privar a la historia de muchas grandes artistas. Pero Rosa Bonheur no pide permiso, y no sólo no es condenada sino que la admiración que despierta le significan en vida un éxito descomunal: es valorada no sólo en su propia Francia, sino que además su fama llega hasta los Estados Unidos, e incluso llega a ser admirada por la reina Victoria de Gran Bretaña. Tal es el éxito, que gran parte de su vida la vive en su propio castillo, que compra con el dinero que le paga el millonario norteamericano Vanderbilt por uno de sus cuadros (La feria de caballos, 1852/55).

“No aguanto a las mujeres que piden permiso para pensar. Dejen que las mujeres establezcan sus propias metas con grandes y buenas obras, y no por convenciones”.

 

Síguenos en nuestras redes sociales:

http://mxinsight.com.mx/​
https://twitter.com/InsightMexico​
https://www.facebook.com/Insightmexico01
​https://www.instagram.com/insightmexico01/
https://www.youtube.com/c/InsightM%C3%A9xicoOnline/videos
https://www.tiktok.com/@insightmexicoonline

Te puede interesar: 

Cultura | Bernard Noël, in memoriam / Philippe Ollé-Laprune

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba