Ciencia

Ciencia | Alimentos sanos: mejores para el planeta*

Freda Kreier**

Los alimentos más sanos y nutritivos suelen ser más sostenibles y ecológicos que aquellos cuyo valor nutricional es bajo. Esa es la principal conclusión de un análisis de más de 57.000 artículos que se venden en los supermercados de Gran Bretaña e Irlanda.

Este gigantesco estudio, publicado el 8 de agosto en Proceedings of the National Academy of Science, es uno de los primeros que evalúan el impacto ambiental de los productos compuestos por varios ingredientes. Hasta ahora se analizaban alimentos individuales. Esta información ayudará a los consumidores a comprender cómo se comparan los artículos en términos de nutrición y sostenibilidad, señala uno de los autores del estudio, Michael Clark, científico ambiental de la Universidad de Oxford.

Y añade: «El que es bueno en un aspecto suele serlo también en el otro. No te encontrarás con el problema de escoger algo que sea bueno para el ambiente pero malo para tu salud».

La producción de alimentos es uno de los principales contribuyentes al cambio climático. Un estudio de 2020 llegó a la conclusión de que, incluso si las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles se detuvieran inmediatamente, las industrias alimentarias podrían arruinar los esfuerzos realizados para limitar el calentamiento global a 2ºC por encima de los niveles preindustriales.

Algunos alimentos (como la carne roja) producen más gases de efecto invernadero que otros. El año pasado, según una encuesta realizada por el Gobierno Británico, más de la mitad de la población del país optaba por productos más sostenibles. Pero, dado que muchos alimentos contienen múltiples ingredientes, es muy difícil saber cuál es el impacto ambiental de un producto concreto, señala Clark.

«Sabemos cuál es el impacto ambiental de productos habituales, como el trigo y la soja, pero cuando vas al supermercado no compras trigo.»

El objetivo era crear un sistema de clasificación que todo el mundo pudiera entender. Clark y sus colaboradores utilizaron un algoritmo para calcular la proporción de cada ingrediente presente en miles de productos que se venden en la mayoría de cadenas de supermercados británicas. El siguiente paso fue adjudicar a cada producto una puntuación de impacto ambiental de 0 a 100 (siendo 100 la peor). Para ello, combinaron los impactos de los ingredientes presentes en 100 gramos de cada producto. Tuvieron en cuenta diversos factores, entre ellos las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de la tierra.

Observaron que los productos que contenían carne de cordero o de vacuno (como los pasteles de carne ya preparados) eran los que más perjudicaban al ambiente. Su puntuación era tres veces mayor que la de los productos elaborados con carne de aves de corral. Los alimentos cuyo impacto era menor eran los de origen vegetal, entre ellos productos de panadería, frutas, verduras, cereales y bebidas ricas en azúcar.

Al comparar el impacto ambiental con la información nutricional, hallaron que los alimentos más sanos eran también los que tenían un menor impacto (veáse el gráfico). Había algunas excepciones destacadas: el valor nutricional, tanto de los frutos secos como del marisco, era bueno, pero su impacto ambiental era relativamente alto.

Según Olivier Jolliet, especialista en análisis cuantitativo y salud ambiental de la Universidad Técnica de Dinamarca, en Kongens Lyngby, si los sistemas de clasificación de alimentos son más accesibles y más fáciles de usar, podrían servirnos para tomar decisiones informadas sobre lo que comemos.

«Las diferencias entre los alimentos son muy grandes. Podemos elegir aquello que mejora nuestra salud y que no perjudica al ambiente. Este tipo de estudios nos puede ayudar a encontrar el camino más adecuado», concluye Jolliet.

 

** Freda Kreier es bióloga molecular y divulgadora científica /Nature News

* Publicamos este artículo con el permiso de Nature Research Group.

Referencia: «Estimating the environmental impacts of 57,000 food products»; Michael Clark et al., en PNAS, vol. 119, nº 33, e2120584119, 8 de agosto de 2022.

 

 

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